Ya no soy del viento aquel amigo
que se dejó llevar, abandonado
a su vaivén. Soy sueño desbocado
de ansias que aprecian el abrigo
del saber. Soy rehén de lo que digo,
palabra y sentimiento meditado,
fruto de un corazón martirizado
por años expiando su castigo.
!Ay juventud, marchita en la memoria!
oculta entre recuerdos ya lejanos
de un tiempo, que pasó por nuestra historia,
escurriéndose veloz por nuestras manos.
Giró la vida en brazos de una noria
que nos lleva hasta el cielo que buscamos.
¡Vaya tela como le pegamos al endecasílabo!, buen soneto amigo Luis.
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