lunes, 28 de marzo de 2011

Lo que me acompaña...

Me acompañan las sombras de la noche,
cuando la tenue luz del alba
despunta el horizonte imposible del alma.
Allí, sumergido entre penumbras,
solo puedo vislumbrar la agonía
errante de la luz cautiva.
Me acompañan los sueños imposibles
que, como fantasmas trémulos,
se forjaron un día en el corazón.
Ellos, saben del terror
que atenaza al hombre
al verse defraudados.
Me acompañan las imágenes yertas del pasado,
que se asoman furtivas
a las cerradas ventanas del pensamiento.
Quiero apartarlas de mi esencia,
alejarlas de mi mente,
pero no puedo.
Me acompañan ilusiones de felicidad
que, cual embaucadoras musas,
engañan al azar nuestros sentidos.
Cuando quiero atraparlas
en mis cansadas manos,
ya se han ido.
Me acompañan al fin, los fantasmas mudos
de los hombres que un día fui.
Uno por cada jornada de vida,
por cada sueño derramado en el camino.
Cada atardecer somos más
las sombras que miramos un horizonte
que se nos pierde en la noche de los tiempos.
Me acompañan las sombras,
los sueños, las imágenes,
las ilusiones, los fantasmas,
los hombres…
todos los hombres que un día fui,
todos los hombres que no seré...


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